sábado, 30 de mayo de 2009

Guerrera


Con cariño para Roxana Torres Neira
***
Guerrera que ataviada en acero inoxidable
con escudos de metal y de granito
defiendes la poesía, la prosa y los escritos,
tu espada rasga el velo de la rutina
tu flecha traspasa el aire que se mueve esquivo…
ese aire que volatiza la musa de los aedos
y ahí donde se vuelve etéreo el verso
lo atrapas como botín de guerras no acabadas…
le das la forma acompasada,
lo guardas como tesoro,
lo seduces, lo envuelves como joya de oro
pasa la prueba del crisol encendido y
cuando sabes que es tiempo de la victoria
lo muestras como bandera
símbolo de tu pasión de escritora….

Felíz Cumple Roxy, te deseo lo mejor de lo mejor!
Vicky E.Durán
Mayo 2009

jueves, 21 de mayo de 2009

Acú chiquitita acú acú


Arrullo de mi madre
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Ese fue el primer canto que recuerdo de mi tierna infancia: ¨Acú chiquitita acú acú¨. Era la voz dulce de mi madre cantando a su hija recién nacida, mientras con uno de sus dedos estiraba mi labio inferior y dejaba entreabierta mi boca, asi como si acabase de amamantarme. Pienso que eso lo hizo desde que nací, porque con los años posteriores aprendí ese canto y después la ví haciéndolo con cuanto recién nacido llegaba a sus brazos. Los mecía con mucho amor, les hacía cariños, los niños la miraban entre asombrados e interesados en esa señora que les hablaba como si ellos entendieran, después agarraban confianza y se dejaban seguir arrullando, lo cual aprovechaba mamá para sobarlos o levantarles ¨la mollera¨. Mi madre tenía ese don de saber curar a los niños de empacho o de cólicos o con la mollera caída.

A los empachados les ponía unas franelas con ceniza calientita en el estómago durante un breve tiempo, mientras hacía plática con la madre, para saber cuando había iniciado el bebé con los malestares. Después los sobaba con aceite (ricino, almendras o del que tuviese a la mano), primero el estómago, luego volteaba al bebé y le sobaba la espalda, posteriormente con el puño cerrado le daba golpecitos de arriba hacia abajo, después poco a poco con sus dedos iba por cada una de las vertebras de la espina dorsal empujando suavemente, cuando finalizaba, venía la jalada de cuerito (agarrar la piel hacia arriba y estirarla) y de repente se oía como un ruido seco, decía: ¨ ya está curado su hijo¨ y el bebé bien a gusto se quedaba dormido.

Los cólicos los curaba con hierbas principalmente con tés de yerbabuena y algunas otras de las cuales no recuerdo los nombres. Mi madre era una experta en saber lo referente a lo que ahora sé que se conoce como herbolaria. Si tenía una persona dolor de estómago seguro que te decía: ¨ pon tantas ramitas de yerbabuena y te los tomas durante tales días¨, aprendí que el sauco era para las inflamaciones, la sábila para las heridas, la ruda para los oídos inflamados, el azahar para el insomnio o dolores de cabeza, la cáscara de naranja deshidratada para hacer tés para la garganta irritada, las barbas de elote o el canutillo para el mal de orín (cistitis), etc. Tenía un bote grande donde había diferentes frascos y recipientes con diferentes hierbas secas, las cuales podrían durar años y siempre servían. Ese bote siempre estaba cerrado y cuando lo abría se impregnaba un olor mezclado de hierbas en las habitaciones de nuestra casa.

Pero continuaré con lo de ese don para curar a los bebés que tenía mi madre. La mollera caída era otra cosa, me tocó mirar a los bebés con el cráneo hundido a la mitad de la cabeza, las madres llegaban preocupadas y diciéndole a mi madre todos los síntomas: no come bien, hace mucho ruido al mamar, no duerme sus horas, llora mucho. Acostaba al bebé y le sobaba los piecitos, con la palma de su mano los empujaba hacia arriba, luego le sobaba de la nuca y parte de la cabeza sin tocar donde estaba la mollera. Acto seguido sentaba al bebé en las piernas de la madre, se untaba la mano con aceite de oliva y metía uno de los dedos sobre el paladar del bebe y en un solo ademán subía la mollera.

Nunca hubo reclamos contra mi madre, siempre curó los empachos, los cólicos y las molleras caídas de los bebés que le llevaron. Además de todo eso, ella nunca cobró un centavo por ese don que tenía, lo daba con todo el amor a sus semejantes, mi madre fue una mujer increíble, fuera de serie y además nunca faltaba el ´Acú acú¨ mientras suavemente separaba el labio inferior del bebé y éste se quedaba dormido con la boquita semiabierta como si acabase de amamantarse.
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Nota: En la foto estoy yo en mi primer cumple... seguro que no tenía empacho ni mollera caída, ni mucho menos cólicos con tremendo pastel!
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Vicky E.Durán
Mayo 2009

miércoles, 13 de mayo de 2009

Yaquesita


Yaquesita debes temer al hombre yori
los yoris no respetan tu cultura, tus raíces,
no quieren tu gente, quieren tus tierras,
al hombre blanco le gusta la yegua fina
no las potrancas salvajes de las praderas…
Busca al yoreme que los ancianos te eligieron
mira sus ojos negros, sinceros y nobles
el yoreme es un honesto guerrero y buen hombre
cada amanecer irá hacia el horizonte
y cazará para ti el mejor venado y del puma
te traerá su piel para cubrirte en invierno.
Yaquesita no llores más por los cabellos de sol
ni extrañes la piel blanca y pálida del forastero
ni creas que más allá de las nubes se oculta
el mundo fantástico que te ha ofrecido,
son quimeras que se evaporan como el humo,
sus palabras son como daga fina que se adentra
en la piel quemante del desierto
el trae sus alforjas llenas de mentiras
el trae las armas que matarán tus ilusiones.
Yaquesita labios color de pitahayas
ojos y cabello azabache azulado nocturno
Piel trigueña, brillante, color durazno,
flor silvestre abruptamente arrancada,
cardenalita con canto silencioso y de llanto,
gacela hermosa, frágil y temblorosa,
los yoremes te bailan la danza del venado.
Reza a la Virgen del Camino y a Itom Achai
danza frenéticamente ante las lenguas de fuego
de los amores blancos.
Vicky E.Durán
Mayo 2009
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Canción en lengua cahita (yaqui)
KAPO SEWA
Trigueñita hermosa tutulike yootu
kapo sewatabenasi welame
inepo into enchibasilaroa
enchi enamoraroaka niba welama
yoko matchuco ilitchi em joapo nee yepsak
bankota neu yechasaiwaateko
katee emo tiutuamtabenasiemo antua
pake itom mala kaita malisiaroane
inepointo ilitchi binota nee jeeko
cheane babaloreka emak eteone
inepo into ilitchienchi basilaroa
enchi enamoraroakaniba welama
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FLOR DE CAPOMO
Trigueñita hermosa,
Linda vas creciendo
Como los capomos
Que se encuentran en la flor.
Tu, mi chiquitita,
Te ando vacilando,
Te ando enamorando
Con grande fervor.
Mañana o pasado
Yo voy a tu casa,
Tu mama te ordena
Una silla para mi.
Tu, mi chiquitita,
Finge no mirarme,
Ponte muy contenta
Porque estoy aqui.
Trigueñita hermosa,
Cuando tomo vino
Siento tantas ganas
De contigo platicar.
Tu, mi chiquitita,
Te ando vacilando,
Te ando enamorando
Y en ti me pongo a pensar.
Mañana o pasado
Yo voy a tu casa,
Tu mama te ordena
Una silla para mi.
Tu mi chiquitita,
Finge no mirarme,
Ponte muy contenta
Porque estoy aqui.